El Club
En el mes de diciembre del año 1962 con una misa en el jardín de una de las dos madrinas del Club quedó plasmada la fundación.
Sobre un campo azul aparece la cruz celta, símbolo emblemático de la congregación de los Christians Brothers, sobre la que reposa la "Stella Maris" que guió y protegió a nuestros queridos Brothers desde que llegaron al Uruguay.
Después de barajar varias opciones, se impuso la idea del Brother Gallager y el "Viriliter Age" quedó plasmado en la parte superior del escudo: "Sed Hombres" en su máxima expresión, "Sed Hombres" para encarar el futuro, "Sed Hombres" cuando te midas con tus semejantes, "Sed Hombres" con vuestros padres, con vuestros hermanos y con vuestros hijos, "Sed Hombres"en la firmeza, en la fortaleza y en los momentos de debilidad. "Sed Hombres" en el camino de la vida.
La Fundación
Hoy, decir que un colegio no tiene un club de ex-alumnos, parece imposible. En 1962, cuando salió del colegio la primera generación de ex –alumnos solamente existía el Old Boys con su sede y su equipo de rugby. Pero a pesar de la gran amistad que nos unía a nuestros amigos del British School de Montevideo, y la eterna rivalidad en la cancha, nuestra meta, nuestro ejemplo fue el Colegio Newman de Buenos Aires (congregación de Christian's Brothers en Argentina) con su Newmans Club. La raíz común de los Christian Brothers y los encuentros deportivos que habíamos mantenido desde nuestra niñez, con las idas a Buenos Aires y las visitas de ellos a Montevideo, nos habían envuelto en una mística como colegio y como grupo humano que hizo germinar la idea de poder perpetuar nuestra amistad a través de la pasión que nos unía: El Rugby.
El vapor de la Carrera dejó el puerto de Montevideo a las 9 de la noche en punto. Nos quedamos en la cubierta hasta que el saludo de nuestros padres apenas se podían divisar. Nos instalamos en nuestros camarotes; pequeños cubículos con 4 cuchetas cada uno, y nos dispusimos a recorrer el barco. Jorge y Alvaro eran los mayores: ya habían cumplido los 12 años! El Brother Kelly y el O'Railly eran nuestros guardianes: debíamos dejar bien representado al colegio y no solamente en la cancha. Pasaron revista controlando el perfecto estado de nuestros uniformes: los escudos grises con la cruz bordeaux, las corbatas bordeaux y los blazers igualitos del mismo "azul piedra" que a veces era difícil de conseguir en Montevideo. La única distracción era sentarse a cenar en el restaurante de a bordo: paredes de caoba y alfombras rojas, lujo reservado para unos pocos dado las pocas mesas y los altos precios. No existían ni Free Shops, ni snack-bar ni self service. Pedro se atravesó el salón para saludar a su tío que ocupaba la mesa principal. Junto con Jorge, Mario y Roberto terminamos cenando, invitados por Dodero, presidente de la Cia. de Navegación!!. Como comienzo no estuvo nada mal.
Llegamos al puerto de Buenos Aires a las 6 de la mañana, noche cerrada de invierno. El traslado al Newman lo hicimos en el ómnibus del colegio, una cachila pintada de bordeaux (igual que el uniforme del). Atravesamos una Buenos Aires oscura y triste, había restricciones de luz: Ya teníamos una ventaja a favor de Montevideo!!. En el viejo colegio de la calle Belgrano (aún no tenían la nueva sede de Martínez) nos estaban esperando los del Newman que nos alojarían en sus casas. A mi me tocó ir a lo de Juan José Passerieu, con quien mantuve una amistad de toda la vida.
En aquella nuestra primera visita, nos llevaron al teatro Colón y a pasear por la Galería Santa Fé, toda una novedad para nosotros ya que en Montevideo no existía ninguna. En las cancha nos arrasaron en el primer partido y nos dejaron ganar el segundo. Allí nos dimos cuenta que a pesar de nuestras prácticas en la playa todavía nos faltaba mucho.
La Sra. de Anaya era una "madre fanática" del colegio y nos apoyó y persiguió hasta que en diciembre del 62 quedaba fundado el club pero sólo en nuestras almas con un escudo que nos identificaba y una bandera que era el rugby pero bajo la cual pretendíamos dar cabida a todos los egresados del colegio. Ya teníamos el camino iniciado del "Old Christians"y en el correr de l963 con unos mínimos estatutos caseros, que debieron ser ampliados y modificados de acuerdo a las reglamentaciones legales vigentes, quedó formalmente instituido el club.
En ese mismo mes de diciembre resolvimos dejar instaurada nuestra unión con la bendición del escudo, acto que se llevó a cabo durante la misa a las ocho de la noche, que ofició el Padre Lelis Rodríguez, párroco de la Stella Maris, en un altar montado en el jardín de la familia Berenbau. Estábamos presentes los 16 compañeros, el Brother Kelly, el Brother "Pato" Gallagher, la dueña de casa Sra. de Berenbau, madre de Jorge, y Meca Anaya a la cual nombramos madrina del Club. Eran las 2 únicas "mujeres" presentes, "que lejos estábamos del colegio mixto !! , hoy no lo concebimos sin "ellas".
Las reuniones de la Comisión Directiva en casa de los Surraco, en la calle Paraguay, sucedieron a las primeras llevadas a cabo en lo de Crespi.
Jorge Berenbau fue el primer presidente, hasta que hubo que cumplir con los estatutos y realizamos elecciones recayendo la presidencia en Raúl "Rulo" Rivero. Mari Crespi siguió como Secretario y Tesorero.
No existía la marcha atrás, siempre se avanzaba, siempre se sumaba.
Solamente éramos 16 ex –alumnos de la primera generación y sólo 9 nos movíamos en la cancha , no podíamos darnos el lujo de pasarnos un año sin jugar, y gustosamente aceptamos la invitación del hermano mayor de Miguel Shaw y nos enrolamos en las líneas de Los Cuervos (equipo de Rugby del Club de Golf del Uruguay). Miguel y Alvaro Berreta ya hacía un año que jugaban con ellos, para el resto de nosotros no fue difícil integrarnos a los del Golf.
En el primer partido que jugamos en Los Cuervos recibimos alguna mirada de reojo, habíamos teñido de negro nuestras camisetas del colegio blancas con la raya azul y ésta aparecía mucho mas negra que el resto!! Pero a nosotros no nos importaba, casi lo preferíamos así, tal vez en el fondo nos gustaba sentir la camiseta blanca con la raya azul.
A pesar de jugar en otro lado, nunca perdimos contacto con el Colegio, seguíamos perteneciendo al Christian, y ellos nos observaban de lejos. El Brother Kelly y el Gallagher eran incondicionales nuestros, nos escuchaban, nos apoyaban, nos solucionaban los problemas. Siempre estuvimos cerca.
1964 fue el primer año que salimos jugando como Old Christians, un solo cuadro en la Divisional B del Rugby Uruguayo, y no con todos los jugadores ya que no todos querían dejar a Los Cuervos que se encontraba en su apogeo, para pasar a jugar en un cuadro que recién empezaba.
Germán Surraco era el capitán y delegado ante la Unión de Rugby del Uruguay. No demoramos en integrarnos, al principio éramos: Sáez, Surraco, Chumbo Peñagaricano, Juan Carlos Scasso, Roberto Gastaldi, que abandonó la camiseta del Polo donde estaba jugando, y aparecían otros menores que nosotros: Bayce, De Saugy (que posteriormente sería presidente del Club), Aldo Magri, Pepe Pollak, Adolfo Gelsi, Gustavo Gastaldi, Emilio Azambuja, y muchos otros mas.
Por último venía la FIRTS FIFTEEN del colegio donde a veces debíamos recurrir por falta de buenos jugadores, previa autorización del Brother Gallagher, Director del Colegio, cuya negociación semana a semana era todo un ritual. Siempre solicitamos los mismos jugadores: Adolfo Strauch, Gastón Costemalle, Daniel Shaw y el Francés Manchoulas, eran la crema de la Firts Fifteen.
Cuando empezamos a jugar como Old Christians éramos mucho más pobres que ahora, no sólo no teníamos para pagar un DT o un preparador físico, sino que tampoco teníamos para camisetas. Volvimos a teñirlas , pero de azul, y todavía resaltaba la raya atravesada!!. Para diferenciarnos debíamos tener un distintivo. Al principio jugábamos con el escudo del club cosido a la camiseta pero como era calado terminaba hecho trizas. Germán siempre comenta que su padre, gran entusiasta del Club, integrante del grupo de los jóvenes padres que tuvieron la visión de traer a la congregación de los Christian Brothers al Uruguay, siempre insistía en que debíamos jugar con un distintivo que nos uniera a Irlanda, o al Colegio o a los Brothers.
Hicimos varios intentos, pasando por un Poltergeis con sombrero verde y botas, hasta llegar al trébol que utilizamos hasta el día de hoy, mucho más fácil para hacer y representa mucho más de lo que pretendíamos. La primeras tanda de tréboles la hicieron las hermanas de Germán de paño Lenzi, hubieron de hule, cocidos, con ganchitos, impresos, etc. El viejo escudo lo utilizábamos en los sacos solamente, hasta que después de Los Andes se adoptó el trébol para todo, inclusive se llegaron a hacer tréboles rojos para las chicas del Hockey.
El primer juego de camisetas lo compramos en BA, acá no existían. Las trajo Mario en una valija. La plata la puso el colegio, y le devolvimos todo rigurosamente cuando cada jugador pagó su equipo.
Del Colegio tuvimos siempre el más absoluto apoyo. Nos sentíamos como en casa. Formábamos parte de él.
Pero los resultados se veían en la cancha. Nuestra ventaja radicaba en que jugábamos rugby desde chicos y nuestros contrincantes habían empezado a jugar de grandes, y esta diferencia se hacía evidente.
Muchas veces nos encontrábamos jugando contra equipos que ponían jugadores de la A para que aprendieran con nosotros. Pero la diferencia física a veces era muy grande. Bajo estas circunstancias elevamos una queja ante la Unión de Rugby para que controlara a los otros cuadros de no poner jugadores de la A en las B. Esto trajo como consecuencia que la Unión creara un reglamento sobre que se consideraba un jugador de primera y cual era de segunda división, así como la cantidad que podían jugar en una o en otra.
1965 fue el regreso de todos los jugadores al club, y en nuestro primer partido de la B salimos 105 a 0 !! (debe estar registrado en la Unión).
Nuestro primer entrenador fue Dickie Moor Davies, considerado en aquel entonces uno de los mejores jugadores del Uruguay. Luego contratamos al francés Ramasy, cuyo costo nos llevaba casi todos nuestros ingresos, lo que nos llevó a pedirle al Brother “Pato” Gallagher que fuese nuestro DT. El Pato accedió amablemente, no sin poner condiciones: Debíamos rellenar nosotros la cancha del fondo del colegio, colocar el césped, cortar el pasto y mantenerla (rigor irlandés).
El primer campeonato de truco lo organizamos en el Club Carrasco, otra casi segunda casa nuestra, fue todo un éxito y lo repetimos 2 años más. Fue el primer acto social no deportivo que realizó el Club. Y la segunda actividad que organizamos, extra campeonato, fue la traída de un equipo argentino como invitado: El Atalaya de Buenos Aires. La venida del Atalaya fue todo un acontecimiento pero quedamos con las ruedas para arriba por el resto del año. Esto nos sirvió para aprender a organizarnos más y a crecer tomándonos más en serio las actividades del club.
De ahi en adelante el Club fue creciendo, la historia se fué nutriendo de anécdotas, hechos importantes como lo fue el Accidente de los Andes, generaciones de trabajo y entrega, todos unidos por el amor al Club. Aquello que soñamos un puñado de amigos en 1962 hoy es una comunidad, unidos por los valores que compartimos desde el colegio, “el legado” que dejaron los Christians Brothers, aquellos curas jóvenes que llegaron a Uruguay por 1950 con sus maletas sencillas, cargadas de generosidad para marcar un camino que hoy seguimos recorriendo.
Bienvenidos a Old Christians Club